Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
La OCDE tiene como objetivo impulsar el crecimiento de la economía y del empleo, promover el bienestar económico y social mediante la coordinación de políticas entre los países miembros, y estimular y armonizar esfuerzos para el desarrollo de otros países.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), creada en 1961, es un foro de consulta y coordinación entre gobiernos, en el que se discuten y analizan las políticas económicas, financieras, ambientales, industriales, tecnológicas, científicas, educativas, laborales y comerciales de los 28 países miembros y de otros no miembros interesados en las recomendaciones o comentarios de la OCDE.
Los países fundadores de la OCDE fueron Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, EE.UU., Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza y Turquía. Subsecuentemente se han incorporado los siguientes países: Japón (1964), Finlandia (1969), Australia (1971), Nueva Zelanda (1973), México (1994), la República Checa (diciembre de 1995), Hungría (mayo de 1996), Polonia (julio de 1996), Corea del Sur (noviembre 1996). Actualmente, Eslovaquia se encuentra en proceso de adhesión a la organización.
El principal requisito para ser miembro de la OCDE es liberalizar progresivamente los movimientos de capitales y de servicios, incluyendo los servicios financieros. Cada país integrante se compromete a aplicar los principios de: liberalización, no discriminación, trato nacional y trato equivalente. Los países miembros se comprometen a aplicar tales principios, pero interponen reservas a los códigos de liberalización, a razón de sus leyes internas o a la imposibilidad de asumir dicho compromiso inmediatamente.
Criterios:
México se convirtió en país miembro de la OCDE el 18 de mayo de 1994, lo cual implicó la adopción de compromisos en áreas tales como educación, turismo, salud, comercio, medio ambiente, pesca, agricultura, liberalización de los mercados de capitales y de operaciones corrientes invisibles, entre otros.
Estos compromisos se encuentran descritos en el Protocolo de Adhesión el cual fue publicado el 5 de julio de 1994 en el Diario Oficial de la Federación.
Al pertenecer a la OCDE, México ha obtenido:
- Participación en uno de los foros de análisis y discusión más importantes en el mundo
- Acceso a bases de datos, información y documentos sobre los temas de mayor interés y
debate a nivel internacional
- Condiciones preferenciales para préstamos, al disminuir la prima de riesgo asociada a la
tasa de interés
- Participación activa en las negociaciones del Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI)
CRITERIO DE LA OCDE EN TORNO A LA SALUD EN MÈXICO
Conferencia para presentar el Estudio de la OCDE del Sistema de Salud de México
Centro de la OCDE en México, Ciudad de México
10:30 – 11:30 el 6 de abril de 2005
Palabras de Donald J. Johnston, Secretario General de la OCDE
Secretario de Salud, Julio Frenk; Embajador Carlos Elizondo; Representantes de los medios de comunicación, Señoras y Señores:
Permítanme comenzar expresando el gusto que me da regresar a México y asistir a la presentación del Estudio de la OCDE sobre el Sistema de Salud de México. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a mis amigos Julio Frenk y Carlos Elizondo por su invaluable apoyo a este proyecto. Espero que el estudio cumpla con las altas expectativas.
Este estudio –como algunos de ustedes podrán recordar fue realizado durante el año pasado. Un primer borrador fue puesto a discusión durante un seminario en mi más reciente visita a México para participar en el Foro de la OCDE que se realizó con motivo del décimo aniversario del ingreso de este país a la organización. El Secretariado de la OCDE recibió muchos comentarios útiles provenientes de la academia, los involucrados en el sistema de salud mexicano y otros sobre aquel borrador, y creemos que el estudio que estamos presentando el día de hoy (es su versión en español) es mucho mejor como resultado de ese ejercicio.
Creemos que este estudio provee una visión balanceada del Sistema de Salud en México y esperamos que pueda contribuir a la implementación de las reformas actuales y que, además, ayude a enfocar la atención en asuntos pendientes que necesitan ser atendidos en los años venideros.
Permítanme esbozar brevemente algunos de los puntos clave del estudio mismo que identifican tres retos principales para las políticas de atención a la salud en México:
Primero, mientas México tiene varías áreas en las que destaca –quizás la más notable sea el área de prevención existen marcadas inequidades en el acceso a la salud en la población mexicana. El sistema de seguridad social llega a menos de la mitad de la población y no llega a los más necesitados de la sociedad, pues en su mayoría cubre a estratos de la población con empleo formal y, por lo mismo, con ingresos promedio. Por ello, la cobertura del seguro de salud en México es muy baja comparada con prácticamente todos los países de la OCDE, donde la cobertura es total o casi total.
Aproximadamente la mitad del gasto total en cuidado de la salud es pagado directamente por los individuos de sus propios recursos. Este gasto representa tan sólo el 20% en promedio en el resto de los países de la OCDE. Como resultado, el grupo de la población más pobre es el que enfrenta un riesgo más alto de enfrentar gastos catastróficos de salud o de no recibir el cuidado eficaz. Ampliar la cobertura médica es, por lo tanto, el reto de política clave que enfrentan las autoridades mexicanas.
Segundo, el sistema público de salud parece estar poco financiado. El total del gasto en salud en México se mantuvo en 6% del PIB durante 2002, comparado con un promedio de 8½ por ciento en los países de la OCDE. Con tan solo 2.8 puntos porcentuales del PIB, el nivel del gasto público en salud es el más bajo de la OCDE y representa menos de la mitad del gasto total en salud en México. Como una forma de comparación, las cuentas de gasto público en salud, en promedio, representan tres cuartas partes del gasto total en salud en los países miembros de la OCDE. Esto en parte refleja es bajo estándar de vida en México, pero también restricciones fiscales que se presentan debido a los limitados (y volátiles) ingresos presupuestales. Además, en una base per-cápita la mayoría de los recursos públicos existentes van a los estados con mejor desempeño económico en lugar de a aquellos que tienen las mayores necesidades en materia de salud.
Tercero, los datos existentes sugieren que existen serias ineficiencias en la provisión de servicios de salud. Quizás la mejor muestra es esto es el alto costo administrativo del sistema, mismo que representa 9.5% del total del gasto de salud, el más alto de los países de la OCDE de los que se tiene información. Claramente, reenfocar el gasto administrativo hacía un uso más efectivo y mejorar la eficiencia en la provisión más general del cuidado de la salud deberá ayudar a mejorar los servicios, aun cuando se vivan momentos de restricción presupuestaria. Afortunadamente, México esta respondiendo a estos retos.
La presente administración, así como la anterior, han realizado acciones para enfrentar algunos de estos asuntos. Una variedad de cambios en materia política se han realizado, mismos que se detallan en el reporte. Quisiera enfocar mis comentarios del día de hoy en una reforma notable el Sistema de Protección Social en Salud (o SPSS), que lo que busca, entre otras cosas, es enfrentar el desafío de otorgar un más amplio acceso a los servicios de salud.
El Secretariado de la OCDE ve en la SPSS una importante y bien diseñada respuesta a algunos de los retos claves que acabo de mencionar. Si su implementación sigue adelante como esta planeada, el total de la población mexicana deberá tener acceso a un seguro médico accesible –a través del Seguro Popular para el año 2010. Esto sería un gran logro.
Adicionalmente, la reforma traerá una amplia equidad el financiamiento per-cápita de los servicios de salud públicos en todos los estados. Finalmente, los nuevos acuerdos que permiten canalizar recursos a los estados les ofrece a éstos últimos incentivos para inscribir personas no aseguradas a este nuevo programa y mejorar tanto la cantidad como la calidad en la provisión de los servicios de salud. Pero una reforma exitosa requiere de una implementación exitosa y es aquí donde la OCDE ve algunos retos importantes para México:
· La eficiencia en la provisión del servicio necesita aumentar, particularmente en los Servicios de Salud del Estado. Esto requiere mejorar la capacidad gerencial del sistema, mejorar el monitoreo y asegurar que los proveedores cuentan con incentivos adecuados –pro ejemplo, a través de contratos donde los proveedores sean financiados con base en sus logros. Los costos administrativos necesitan ser ajustados en todas las partes del sistema público.
· Se requiere mayor atención a la calidad del cuidado de la salud. En este contexto el programa acreditación necesita ser extendido a un mayor número de proveedores, y los Servicios de Salud del Estado necesitan contar con suficiente personal capacitado, medicamentos y otros materiales necesarios para ofrecer los tratamientos de forma efectiva a los nuevos asegurados. En algunos casos, esto requerirá de nuevas inversiones.
· Y finalmente, pero no menos importante, es necesario encontrar recursos fiscales mayores y más predecibles. Para avanzar con la reforma, sería de mucha utilidad contar con un sistema fiscal que fortalezca los ingresos públicos. Este es un asunto que la OCDE ha señalado en otros contextos.
Mi alocución final se refiere a un asunto incompleto.
El estudio destaca algo que todos ustedes conocen: el sistema de salud en México se mantiene altamente fragmentado institucionalmente entre los diferentes servicios de seguridad social, la secretaría de salud y los servicios de salud del estado. Esto tiene implicaciones sobre todo en la eficiencia y efectividad del sistema. Una meta de largo plazo debe de ser romper las barreras interinstitucionales, mejorar la coordinación y crear un marco común institucional que vigile y regule el sistema de salud.
Muchas gracias.
DESEMPEÑO Y REFORMAS DEL SISTEMA MEXICANO DE SALUD.
Por Francesca Colombo y Howard Oxley, de la División de Salud de la OCDE
La OCDE ha revisado el sistema de salud de México en un estudio que se dará a conocer el día de hoy. ¿Cuáles son los mensajes principales?
¿Cuál es el desempeño del sistema de salud?
El estado de salud de la población mexicana ha mejorado significativamente en las pasadas décadas. Un número importante de reformas se han realizado para fortalecer el desempeño del sistema de salud. Sin embargo, aun permanecen retos importantes.
En primer lugar, existe una amplia inequidad en el acceso. Sólo la mitad de la población está cubierta por la seguridad social y alrededor de la mitad del gasto en salud proviene de los bolsillos de las personas, en contraste con la mayoría de los demás países miembros de la OCDE en donde la cobertura es universal o casi universal y el porcentaje de los gastos de bolsillo es menos del 20% (Figura 1).
Existen grandes disparidades en el financiamiento a la salud a lo largo del país, en donde el Distrito Federal y los estados del norte reciben la proporción más alta del gasto público en esta materia, cuando sus necesidades medidas con indicadores disponibles del estado de la salud tales como la mortalidad infantil, son mucho menores que en todos los demás estados. El sistema de seguridad social cuenta con más recursos financieros que los servicios de salud estatales, que cubren a los no asegurados, quienes continúan enfrentando serios problemas de acceso a los servicios del cuidado de la salud.
La eficiencia en la provisión de cuidado de la salud también presenta limitaciones. La significativa variación entre las instituciones y los estados en cuanto a la intensidad de insumos sugiere que existe un espacio para mejorar el desempeño en estados más débiles y en las instituciones.
Mientras tanto, los costos administrativos, que se ubican en un 9.5% del total del gasto en la salud, son los más altos de la zona OCDE. Esto puede ser resultado de la segmentación entre la seguridad social y las instituciones que proveen servicios estatales y la dificultad de coordinación de políticas en un ambiente descentralizado.
Pero también sugiere que existe un potencial significativo para realizar ahorros que podrían ser dedicados a las necesidades de salud con alta prioridad.
La calidad de los servicios de salud es también motivo de preocupación. Una oferta inadecuada de doctores y enfermeras en las zonas más pobres y una carencia generalizada de farmacéuticos han reducido la capacidad de proporcionar con calidad los Servicios de Salud del Estado en muchas áreas. También existen diferencias de calidad importantes entre las instituciones y los proveedores individuales, mismas que han comenzado a ser abordadas por las políticas gubernamentales recientemente.
Finalmente, los encargados de diseñar las políticas de la salud enfrentan importantes limitantes fiscales, mismas que podrían estar provocando, en parte, estos problemas. Además de una eficiencia débil, esto ha llevado a un racionamiento generalizado en el sistema público y a una transferencia de la demanda al sector privado. Como resultado, una parte importante de la población enfrenta gastos catastróficos relacionados con la salud cada año, con una proporción mucho más elevada entre la población de escasos recursos.
Una nueva reforma ofrece nuevas oportunidades.
La respuesta de la administración del Presidente Fox a estos retos está contenida principalmente en el sistema de protección social de la salud. Este programa busca mejorar la protección financiera para aquellos que no cuentan con cobertura de seguridad social; inyectar nuevos recursos al sistema, y equilibrar las transferencias financieras del gobierno federal a los Estados. Como un elemento fundamental complementario de la reforma, el nuevo “Seguro Popular” (SP) proporciona a las familias un paquete de intervenciones esenciales y una selección de tratamientos, que en otras circunstancias podrían resultar financieramente catastróficos.
La inscripción es voluntaria. El financiamiento del nuevo sistema incluye una combinación de recursos financieros existentes y nuevos. Los gobiernos Estatales y el Federal pagan cada uno contribuciones tomando como base a cada familia registrada, que se complementa con una prima pequeña, pagada por los asegurados, de acuerdo con sus ingresos. Al introducir un mecanismo que asignaría más recursos a los Estados más pobres, las in equitativas asignaciones actuales de financiamiento federal entre Estados se reduciría.
El sistema tiene incentivos internos que deben motivar el éxito. Los nuevos recursos federales al ser distribuidos tomando como base el número de familias afiliadas, los Estados tienen un incentivo para registrar el mayor número posible de familias al Seguro Popular.
Lo que es más, dado que el dinero deberá seguir al paciente, se puede esperar una mejoría en la calidad y en la eficiencia de la provisión. Finalmente, dado que cualquier proveedor puede ofrecer potencialmente servicios de salud a los registrados en el SP, el nuevo sistema puede ser visto como un primer paso hacia el rompimiento de la segmentación entre las instituciones de seguridad social y los Servicios de Salud del Estado, en la provisión de dichos servicios.
Pero una reforma exitosa requiere de una implementación exitosa.
A pesar del diseño bien pensado de la nueva reforma, permanecen retos importantes para su exitosa implementación, que requerirán medidas adicionales.
Primero, son necesarios recursos frescos para financiar la expansión del sistema al inicio del programa, para asegurar que su introducción esté acompañada de verdaderas mejorías en los servicios de salud. Por ejemplo, una oferta adecuada de medicinas es necesaria para asegurar que el SP siga siendo atractivo. Parte de estos recursos adicionales puede venir de reducciones de los costos administrativos que son demasiado altos.
Segundo, la efectiva implementación de la reforma requiere asegurar que todos los estados tienen capacidades adecuadas de administración y de gestión para implementar las reformas. El fracaso en lograr esto incrementa el riesgo de desperdicio y de servicios de mala calidad, forzando a los individuos registrados a optar por salirse del sistema de SP.
Tercero, se necesita establecer mejores incentivos para los proveedores. El papel de los Servicios de Salud del Estado como compradores de cuidado de la salud debe estar claramente establecido y las instituciones deben ser financiadas considerando los servicios proporcionados. Se debe promover la vinculación entre la remuneración del personal y los objetivos de desempeño.
Y por ultimo, pero no menos importante, el éxito de largo plazo del Sistema de Protección Social en salud dependerá, en primer lugar, en eliminar las barreras actuales entre las instituciones, y segundo, en extender el paquete de aseguramiento de salud del SP a niveles similares con los que cuenta el sistema de seguridad social.